30 septiembre, 2009

Problemática energética.

Los anuncios realizados por el Gobierno en torno a la medidas frente el difícil momento energético que enfrenta el país, particularmente con la electricidad, no hacen más que confirmar la debilidad que tiene Chile en su matriz, en una realidad que se arrastra por años, pero que no ha sabido ser abordada. Basta recordar que el "siglo pasado" terminó con cortes generalizados que afectaron a comunas completas del país, en una medida extrema de racionamiento eléctrico. La razón siempre es la misma: la vulnerabilidad que tiene la generación eléctrica en el país.Una vulnerabilidad que es producto de las características de nuestra propia matriz energética, siempre dependiente de las lluvias, de la nieve, de un desarrollo al filo del daño ambiental o de la capacidad y voluntad de nuestros proveedores externos. Mientras las plantas hidroeléctricas enfrentan el dilema que impone un año seco, el país mira de reojo hacia la cordillera esperando que los recortes de gas para algunas de las termoeléctricas no sean tan dramáticos.


Lamentablemente, la poca sustentabilidad de los sistemas de generación hacen que las alternativas a las centrales hidroeléctricas sea las termoeléctricas, que se enfrentan a dos encrucijadas: Primero, una de tipo ambiental, para las que aún utilizan petcoke y se encuentran cercanas a centros urbanos; y segundo, de tipo económico, cuando se trata de centrales que usan como combustible el petróleo, cuyo costo es ampliamente conocido.

El problema energético debe ser entendido hoy como un conjunto, donde no sólo se trata de la electricidad que llega -poca o no- a las industrias, hogares u oficinas. Es un problema que se vive hace años, por ejemplo, con los vehículos motorizados y el uso de los derivados del petróleo de manera casi insustituible, con un impuesto específico que sitúa sus precios en el rango de los más altos en el mundo. Hoy, al tiempo, el tema no es si las medidas del Gobierno son o no acertadas. Todo lo que permita paliar la situación será efectivo, más si se logra con esto crear una cultura de ahorro energético. Pero junto con esto, también se hace necesario buscar alternativas que permitan que Chile se diversifique y abandone esta complicada dependencia energética.

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